jueves, 18 de marzo de 2010

Nadie sabe lo que tiene...

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. Ocho años de ir a yoga con excelente flexibilidad, sintiendo que era NADA lo que se hacía al carecer de esfuerzo. Los primeros 5 años fue una estupenda manera de conservar la forma (aunque los kilitos iban aumentando) y los tres últimos años, notando como una barriga prominente hacía difíciles algunas asanas, no me daba cuenta de lo importante que era para poder continuar el día a día con movimientos ágiles y quizá hasta llenos de gracia. De repente por cuestiones de trabajo y porque la vida sencillamente se complica, tres años sin yoga... ¡ENORME ERROR!! Que lo sepa todo el mundo: "El cuerpo se oxida", amarga lección. A un par de semanas de haber retomado me doy cuenta que la pancita prominente se ha convertido en una masa colgante y general que impide la más mínima agachadita, la respiración falla y las asanas se tornan imposibles ante la amenaza del torzón y el calambre. ¿Conseguirá mi cuerpo volver a sentir este glorioso ejercicio como algo fácil?? ¿Cuánto tardará en recuperar su memoria? (si acaso realmente la tiene como dicen por ahí). Espero que no mucho. Mientras tanto... Auch!!!!

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