miércoles, 10 de marzo de 2010

Lo vales?

He aquí una de tantas teorías. "La mantenida". Esa horrible etiqueta que se pone a las mujeres que se quedan en casa a organizar que todo vaya a la perfección; que exista todo lo necesario limpio y en su lugar; educar a los hijos y también por qué no, de haber, a los ayudantes (y lo digo sin afán de herir susceptibilidades y con cariño) y hasta al perrito o mascota en turno; cuidar que lo que el marido provee se aproveche de la mejor manera (a veces haciendo verdadera mágia); hacer innumerables vueltas en coche para llevar, traer, comprar, conseguir, entregar, recoger, etc, etc, etc.

Así las cosas "la mantenida" realiza todas las tareas y en algunos casos vive de limosnas. "En algunos casos". Hay que insistir. Yo sé que existen hombres que valoran toda esta faena y que saben que compartir de manera equitativa los excedentes de su paga es algo más que ganado por su compañera, y su ardua labor, haciendo la casita a la que ellos llegan a descansar y a disfrutar después de un extenuante día de trabajo (también sé que estos hombres jamás llamarían mantenida a su mujer). Lamentablemente existen también otros que creen que el dinero que queda tras pagar todas las cuentas de casa y familia, es SOLAMENTE PARA ELLOS y sin más, se lo gastan a placer sin tomar en cuenta deseos, gustos y necesidades de su "mantenida". Habría que ver cuanto les pagan las grandes celebridades a sus PA's para llevar todo esto a cabo. Tú, ¿recibes un sueldo en casa? ¿te satisfacen tus necesidades sin chistar? ¿gastas los excedentes junto con tu marido?. Creo que es imperdonable cuando una mujer se siente conforme con limosnas y todavía dice: "A mi me va muy bien, yo ni trabajo y mi marido me dió para venir a tomarme un café", "¡pero tu marido se acaba de ir a Europa con sus amigos!!" dirá la feminista del grupo, a lo que la primera responderá "Su trabajo le ha costado, es su dinero, él lo gana". ¿Qué qué????? Señoras, si no somos nosotras mismas las que valoramos nuestra aportación al sustento familiar, nadie lo hará. Dejemos de agradecer limosnas, dejemos de pensar que la casa que habitamos no nos pertenece porque "no la pagamos". Pensemos una cosa: Si estuvieramos fuera de casa haciendo carrera, con un buen trabajo y disponibilidad de horario, ¿cuánto dinero estaríamos ganando? Ahora abordemos esta cuestión desde otro ángulo. ¿Cuánto estamos perdiendo por estarles haciendo la linda casita a nuestros maridos? ¿Verdad que duele?

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